Todos somos peatones. Ir a pie es un hecho natural y una actividad saludable, y es el medio de desplazamiento más eficiente junto con la bicicleta. Caminar permite, además de hacer ejercicio, disfrutar del patrimonio arquitectónico y artístico de la ciudad, de la complejidad de la trama urbana, o de la diversidad biológica de los parques y jardines.
Barcelona es una ciudad con un clima y una geografía privilegiados, y con una orografía poco accidentada que permite desplazarse cómodamente a pie. Las distancias, además, son relativamente cortas, por lo que muchas de las gestiones y actividades cotidianas se pueden hacer caminando.
Cuando se habla de peatones, sin embargo, hay que tener en cuenta que este concepto incluye diferentes grupos de edad y tipologías de ciudadanos con características, habilidades y capacidades físicas diferentes a la hora de desplazarse o de cruzar una calle, como los niños, las personas mayores o las personas con movilidad reducida.
Barcelona cuenta con más de 80.000 personas censadas con algún tipo de limitación de movilidad, la población menor de diez años supera las 67.000 personas, y la mayor de 70 años, las 250.000. Caminar con comodidad por la calle o cruzar una vía no tiene que ser en absoluto una aventura arriesgada para estas personas, sino un paso más en su movilidad cotidiana.
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